domingo, 16 de diciembre de 2012

¿ES REALMENTE NECESARIO UN GOBIERNO?


ANARQUÍA: Ausencia de gobierno. Estado de una colectividad en la que no existe autoridad y cuyos miembros preconizan la absoluta libertad del individuo.

El filósofo griego Aristóteles dijo que todos los tipos de gobierno son por naturaleza inestables y transitorios. En opinión de cierto escritor, Aristóteles también afirmó que “la estabilidad de todos los regímenes se ve alterada por el poder corrosivo del tiempo”.
En vista de este hecho, no sorprende que algunas personas hayan abogado por no tener ningún tipo de gobierno en absoluto o, por tener el mínimo posible. Pero abogar por ‘la ausencia de gobierno’ en realidad equivale a pedir anarquía, término tomado de una palabra griega que significa “sin jefe”.

Aunque no fue sino hasta 1840, hace exactamente ciento cincuenta años, cuando Pierre-Joseph Proudhon, escritor francés de temas políticos, utilizó la palabra “anarquía”, la filosofía del anarquismo ya la había esbozado con claridad doscientos años antes el inglés Gerrard Winstanley. Como se explica en The New Encyclopædia Britannica, “Winstanley expuso lo que después se convertiría en los principios básicos de la anarquía: el poder corrompe; la propiedad es incompatible con la libertad; la autoridad y la propiedad son las que engendran el crimen; y solo en una sociedad sin gobernantes, en la que se comparta el trabajo y su producto, es posible que los hombres sean libres y felices, no mediante actuar según unas leyes impuestas desde arriba, sino según su propia conciencia”.

No obstante, ¿no nos enseña la experiencia que para que un grupo de personas funcione necesita estar organizado? Como explica The World Book Encyclopedia, “desde los tiempos más remotos toda sociedad ha tenido como parte vital algún tipo de gobierno”, y añade que “cada grupo de personas —desde una familia hasta una nación— tiene reglas de conducta que gobiernan la vida de sus miembros”. ¿De qué otra forma podría llevar a cabo sus propósitos para el beneficio de todas las personas que lo componen?

Por eso, la mayoría de las personas en seguida aceptan la idea de que ciertas instituciones tienen un derecho legítimo de ejercer autoridad y de tomar decisiones para el bien común. Si no hubiese ningún gobierno que tomase las decisiones para la comunidad, cada persona seguiría los dictados de su propia conciencia, como dijo Winstanley. ¿Se promovería así la unidad? O, ¿no es más probable que cada persona tendiese a buscar sus propios intereses, a menudo en perjuicio de los derechos igualmente legítimos de otros?

Los intentos de anarquía que se han llevado a cabo no han logrado mejorar la suerte de la humanidad. El esfuerzo de los terroristas del siglo XX por desestabilizar la sociedad, por destruir lo que a su modo de ver les está destruyendo a ellos, tampoco lo han conseguido.

En pocas palabras, ‘la ausencia de gobierno’ invita al caos. Por lo tanto, la cuestión no radica en qué es mejor, si ‘gobierno o ausencia de gobierno’, sino en ‘¿qué clase de gobierno producirá los mejores resultados?’.

2 comentarios:

  1. Comparto tus dudas ante el anarquismo, y más teniendo en cuenta que el anarquismo que goza de mejor salud en el siglo XXI es el anarcocapitalismo o anarquismo libertario, que, básicamente, propone la supresión del estado en beneficio del mercado: ¡Sálvase quién pueda!
    Una filósofa norteamericana, Ayn Rand, es la madre de este nuevo anarquismo. Una peli interesante sobre un libro de Rand es "El manantial" de King Vidor.
    saludos

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  2. Gracias Óscar, buscaré esa peli, que ademas Gary Cooper me gusta y este fragmento de la novela de Ayn Rand me acaba de llamar la atención:

    "El problema básico del mundo moderno, es la falacia intelectual de considerar que la libertad y la coerción son opuestos. Para resolver los gigantescos problemas que agitan el mundo de hoy, debemos esclarecer nuestra confusión mental. Debemos adquirir una perspectiva filosófica. En esencia, libertad y coerción son la misma cosa. Les daré un ejemplo: los semáforos restringen su libertad de cruzar la calle cuando lo desean. Pero esa restricción les da la libertad de no ser atropellados por un camión. Si se les diera un trabajo y se les prohibiera abandonarlo, se restringiría la libertad de sus carreras, pero se les daría la libertad de no temer al desempleo. Siempre que se impone una nueva coerción sobre nosotros, automáticamente ganamos una nueva libertad. Las dos son inseparables. Sólo aceptando la coerción total podemos conseguir nuestra libertad total"

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